Fue en 1561 cuando el rey Felipe II decidió establecer la Corte de forma permanente en Madrid. Esta decisión fue decisiva para la historia de la capital. La decisión del rey Habsburgo supuso, de inmediato, que fueran muchas las personas de las más diversas profesiones que se establecieron en Madrid. También lo hicieron, como no podía ser menos, muchas prostitutas. Desde entonces, al igual que en todas las grandes ciudades del mundo, la prostitución ha estado presente de manera constante en la historia de Madrid y los prostíbulos o burdeles han ocupado un lugar más o menos destacado en su geografía urbana.
Aunque ahora no lo tenga claramente especificado como tal como sí lo tienen ciudades como Hamburgo o Ámsterdam, Madrid sí tuvo siglos atrás su propio barrio rojo. Dicho barrio, en los que se apilaban los entonces más famosos prostíbulos de Madrid, se hallaba ubicado en la zona de Huertas, por los alrededores de la calle que hoy, turística y llena de vida, tiene dicho nombre. Tantos eran los prostíbulos que en siglo XVII se amontonaban en esta zona que los madrileños, al hablar de ella, solían decir que en la calle de Huertas había más putas que puertas y Felipe IV, para intentar, de alguna manera, controlar la prostitución en la capital, proyectó, en 1623, unificar a todos los burdeles de aquella zona en uno de gran tamaño y que se situara en la Calle Mayor.
Entrados en el siglo XVIII, los mayores y más famosos prostíbulos de Madrid se trasladaron a la zona de Lavapiés y de Antón Martín. Tantos eran los burdeles de menor o mayor tamaño establecidos en esta zona de Madrid en aquella época que se ha llegado a cifrar hasta en 800 el número de ellos. Sea o no la cifra exagerada, lo cierto es que, en el siglo XVIII, la prostitución estaba muy extendida en Madrid, tanto que llegó a fundarse lo que se conocía como la Ronda del Pecado Mortal, una hermandad que se encargada de recorrer las calles de Madrid para invitar a las prostitutas que en ellas ejercían su profesión a que la abandonaran. En el siglo XIX, en 1865, se llegó a hacer un recuento oficial y, según éste, el 7% de la población femenina de la capital de España se dedicaba a la prostitución.
El siglo XX estuvo marcado en España por un acontecimiento fundamental: la Guerra Civil. El fin de la misma trajo consigo la llegada del franquismo, un régimen político dictatorial que se caracterizada, entre otros detalles, por la estrecha connivencia del régimen con los estamentos religiosos. El adoctrinamiento desde las estancias oficiales del régimen en los principios del catolicismo era constate y, con ello, la implantación a todos los niveles de lo que pretendía ser una estricta moral. Esto no impidió, sin embargo, la proliferación de una serie de locales nocturnos en los que ministros, toreros, artistas y aristócratas se daban cita.
En esos locales de alterne de Madrid se imitaba una forma de ocio que podía recordar lejanamente al ambiente estadounidense de los felices 20 y muchas prostitutas de lujo encontraban allí a sus clientes, vencedores de la guerra que se sumergían en un ambiente en el que el champán y los puros estaban a la orden del día y en el que los pretendidos principios morales con los que el régimen quería controlar la entrepierna de la sociedad quedaban en suspenso.
En la actualidad, dejado atrás el franquismo y asentada la democracia en nuestro país, Madrid es una ciudad cosmopolita y llena de contrastes y vida. Se dice, y con razón, que Madrid es una ciudad que atrapa. Y esa vitalidad madrileña tiene algo, salvando las distancias, de neoyorquina. Si se suele decir que Nueva York es la ciudad que nunca duerme, lo cierto es que la vida de Madrid no se echa a dormir, ni muchísimo menos, cuando se pone el sol. Así, quien desea disfrutar de la vida nocturna madrileña puede hacerlo de muchas y muy variadas maneras. Una de ellas, por supuesto, es la de dejarse caer por alguno de sus múltiples burdeles, puticlubs o agencias de escorts de Madrid para disfrutar de la compañía de una bella, sensual, simpática y excitante señorita de compañía.
Herederos de aquellos locales de alterne (entre los que podríamos citar el famoso Chicote, centro de reunión de lo más granado del Madrid de aquellos años y convertido hoy en un auténtico museo dedicado al recuerdo de aquellos tiempos) son, cada uno con sus propias características, cada uno dedicado a su propio tipo de clientela, locales como el D’Angelo (que abrió sus puertas en 1977 y está ubicado en el 151 del Paseo de la Castellana), el Hot Living Castellana (que se ha especializado en los espectáculos de show girls y table dance), el Feeling, el Vive Madrid, Le Papillon, el Pigmalión o La Gata de Azca, entre otros.
Dónde termina el bar de alterne y dónde empieza el prostíbulo es algo que puede dar para muchas discusiones. Lo cierto es que, hoy, por hoy son muchos y muy variados los burdeles que, con mayor o menor clase, con mayor o menor glamour, pueden encontrarse en Madrid. Algunos de los más exclusivos de ellos se encuentran ubicados en la zona de El Viso, un cuadrado delimitado por las calles de Concha Espina (al norte), María de Molina (al sur), los paseos de la Castellana y de La Habana (al oeste) y la calle Príncipe de Vergara (al este). En esta zona, llena de chalés, palacetes, restaurantes de altura y centros educativos de primer nivel donde el metro cuadrado es uno de los más caros de Madrid, podemos encontrar algunos de los prostíbulos más famosos y emblemáticos de Madrid. El Sombras, ubicado en un escondido palacete, sería uno de ellos. El Five, otro. El Geishas y el Barbarella, dos más.
Todos ellos cercanos entre sí y con una dosis importante de historia a sus espaldas, estos burdeles emblemáticos de Madrid convierten al exclusivo barrio de El Viso en una de las zonas más prime de la prostitución en una ciudad que tiene otros barrios y otras zonas en las que se ejerce la prostitución a niveles menos exclusivos y en las que existen casas de citas mucho menos elitistas. Una de esas zonas, heredera de la tradicional calle de la Ballesta, calle ubicada en el madrileño barrio de las maravillas y famosa durante muchos años por haber sido el centro de la prostitución callejera de Madrid, es la que se sitúa hoy entre las paradas de metro de Legazpi y Atocha, junto y en el Paseo de las Delicias.
Compitiendo con los exclusivos e históricos prostíbulos de El Viso y de otras zonas de Madrid en exclusividad y desde una perspectiva mucho más moderna y acorde a los tiempos que corren podemos encontrar también en Madrid agencias de escorts que ofrecen a aquellos caballeros que desean disfrutar de la compañía de una sexy, guapa y sensual chica de compañía, exclusiva y entregada, de contactar con ella y de citarse para vivir la que, sin duda, solo puede ser calificada como de una ardiente e inolvidable aventura.