Corren malos tiempos para el contacto físico. La pandemia de COVID-19 ha obligado al Gobierno a imponer medidas de confinamiento a gran parte de la población y el mantener entre personas una distancia mínima de metro y medio se ha convertido en una obligación en las colas de los supermercados, en las entidades bancarias, en las panaderías y, en definitiva, en todos aquellos comercios y espacios que, por ser considerados lugares en los que se venden productos esenciales, siguen abiertos al público.
La gravedad de la situación por la expansión del Coronavirus ha demandado medidas de carácter excepcional. Y tan excepcionales son las medidas emprendidas (la declaración del estado de alarma en todo el territorio español sería una de ellas) que hoy por hoy la actividad económica del país se encuentra bajo mínimos mientras los hospitales bordean el colapso y las cifras de fallecidos no dejan de aumentar.
Todos los sectores de la economía se han visto afectados por la llegada del Coronavirus, su expansión y las medidas impulsadas por las autoridades para luchar contra la pandemia. El del acompañamiento erótico ha sido, sin duda, uno de los factores más afectados.
Sabiéndose como se sabe que el virus causante de esta pandemia se contagia principal y preferentemente mediante el tacto, el trabajo de la escort queda, en gran medida y por causas obvias, imposibilitado. Reinas de la caricia y diosas del beso como son, las señoritas de compañía se ven incapacitadas para llevar sus relaciones a la intimidad que les es propia y demandada por sus clientes y, en base a ello y en base también a su responsabilidad, han decidido izar la bandera del #yomequedoencasa para marcar un tiempo de pausa.
Así, las escorts de nuestras ciudades y las agencias en las que muchas de ellas prestan sus servicios se han puesto manos a la obra y se han sumado al confinamiento masivo de la población para, así, luchar con sus propios medios contra la pandemia.
Al apostar con convicción por el mantenimiento de la cuarentena, las agencias y las escorts de nuestro país demuestran hasta qué punto la salud de sus clientes y, por supuesto, de las chicas que trabajan en ellas es, hoy y siempre, una de sus prioridades. Templos del placer como son las agencias, sacerdotisas del gozo sexual como son las escorts, la seguridad y el disfrute libre de todo tipo de complicaciones de quienes acuden a ellas en busca de vivir una experiencia única presidida en todo momento por la exclusividad, la sensualidad y el erotismo es uno de los pilares sobre los que se sostiene su entrega profesional y su calidad como acompañantes de lujo.
Este tiempo de impasse, por su parte, y a la espera de que, como todas las pandemias que en la historia han existido, también ésta del COVID-19 pase, está siendo aprovechada por el mundo del acompañamiento erótico para realizar un ejercicio de búsqueda de nuevas ideas que, llegado el tiempo del fin del confinamiento y la vuelta a la normalidad, sirvan para dar nuevos aires a la profesión y aportar novedades a las diferentes agencias que están aprovechando este tiempo para renovarse con el objetivo de ofrecer nuevos y mejores servicios cuando los hospitales dejen de estar al borde del colapso, las cifras de fallecidos desciendan y todos, hombres, mujeres y niños, podamos de nuevo salir a las calles y disfrutar de ellas.
Muchas personas pueden preguntarse en qué queda convertido el sexo con escorts en estos tiempos en los que el contacto físico está vedado y en los que el aislamiento es la mejor receta para luchar contra un virus que ha llegado para cambiarnos la vida y arruinar en gran medida nuestras economías. A estas personas hay que recordarles algo que olvidamos con demasiada frecuencia y que siempre deberíamos tener presente: que nuestro principal órgano sexual es el cerebro. Nada como la fantasía erótica como para ponernos a punto sexualmente hablando. Nada como la imaginación para poner en marcha el mecanismo de nuestra excitación. Es a ella, a la imaginación, a la que debemos mantener engrasada en este tiempo de reclusión. Es ella, apoyándose en la esperanza de que esta pesadilla finalice más pronto que tarde, quien debe mantener encendida la hoguera que nunca debería apagarse en nuestro interior.
Es por este motivo por el que el sexo a distancia en general y el sexo a distancia con escorts en particular se convierten en estos tiempos en maravillosos sucedáneos del sexo piel con piel. A falta de besos y caricias reales, buenas son esas palabras e imágenes que, llegadas desde la distancia, estimulan nuestra libido y la hacen permanecer despierta, alejada en cualquier caso del tono rutinario y hasta un poco mortecino que puede acabar adquiriendo bajo las duras condiciones de nuestro obligado confinamiento.
Este tiempo de clausura debe servirnos para resaltar los encantos innegables del cibersexo. En tiempos de pandemia y reclusión, una videollamada subida de tono y guiada por una profesional del placer puede resultar muy estimulante. Gracias a una videollamada erótica mantenida con una escort podemos sobrellevar la impuesta castidad del confinamiento y podemos hacerlo sin dejar de masajear nuestra libido, sin dejar de cuidarla.
Es por este motivo por el que muchas escorts en Madrid ofrecen a sus potenciales clientes en estos días en los que toda actividad humana parece realizarse con el permiso del Coronavirus la posibilidad de mantener con ellas videollamadas o sexcam en las que, sin duda, la libido es la principal beneficiada y en la que la imaginación erótica es continuamente engrasada y puesta a punto para que, llegado el momento del control de la pandemia, el paso de ésta y el regreso a la normalidad, podamos disfrutar con todas las de la ley del contacto siempre cálido, excitante e inolvidable de una acompañante de lujo que pueda convertir nuestras fantasías en realidad.