¿Quién dijo que la relación sexual con una escort es una relación fría y desapasionada? ¿Quién dijo que practicar sexo con una señorita de compañía podía compararse al acto mecánico de devorar kilómetros sobre una cinta de correr? ¿Quién asoció el sexo de pago a un acto deshumanizado y gélido? Quien lo hizo seguramente lo hizo intoxicado por tanta y tanta novela sentimental y tanta película ñoña que, a lo largo de la historia del cine o de la literatura, han asociado la idea del gozo sexual única y exclusivamente a eso que se llama amor romántico.
El sedimento que dichas películas y novelas ha dejado en la sociedad ha hecho que quede arraigado socialmente un estereotipo que, de puro reiterado, ha acabado convirtiéndose en algo así como una verdad casi oficial. Ese estereotipo acostumbra a dibujar a una prostituta que ejerce su oficio de manera casi funcionarial. La prostituta del estereotipo de las novelas y el cine es una prostituta que, una vez recogido el pago por su servicio, está deseando terminarlo cuanto antes. Es una prostituta a un reloj pegada, una prostituta con prisas, una dama de compañía para quien el cliente es sólo una sombra y que sólo tiene un objetivo entre ceja y ceja: que ese cliente, enloquecido de placer, estalle cuanto antes, vierta su semen y se vaya por donde ha venido para dejar su hueco a otro. En esa relación sexual de pago que tantas novelas y tantas películas han plasmado no hay sitio para la ternura, no hay espacio para el cariño y la simpatía es, siempre, un pequeño rubí que brilla por su ausencia.
Hay que decirlo cuanto antes: las novelas pueden mentir (de hecho, acostumbran a hacerlo) y no hace falta recalcar que el cine, como alguien cantó alguna vez, cine es. También hay que decir que las palabras estereotipo y verdad no son palabras sinónimas. Después de todo, los tópicos no tienen por qué sustentarse sobre una certeza. Y el tópico de la prostituta impasible y mecánica es un tópico falso.
Una escort, digámoslo ya, no es una mujer fría. Una escort, señorita de compañía o chica relax no es una funcionaria del sexo dedicada sólo a ofrecer la tentación irresistible de sus piernas abiertas. Una chica de compañía es algo más que un ano que se vende para que hagamos realidad nuestro sueño de practicar sexo anal. La prostituta de lujo es mucho más que una mujer que ejecuta a la perfección una felación mientras con el rabillo del ojo atiende a la marcha del minutero del reloj que está sobre la mesita o que adorna la pared.
Una escort es una profesional del sexo y como profesional del sexo que es sabe perfectamente que éste es mucho más rico y placentero cuando es la guinda de un encuentro en el que la ternura, la simpatía y la dulzura aportada por la escort han conseguido crear un ambiente de cálida intimidad entre el cliente y ella. A eso, que seguramente ha existido desde siempre y que ha sido uno de los servicios que históricamente han prestado las mejores profesionales del sexo de todos los tiempos, aquéllas que saben que establecer entre cliente y prostituta un lazo que vaya más allá del simple desahogo sexual es la mejor manera de fidelizar a dicho cliente y por, tanto, de conseguir que vuelva, se le da ahora un nombre que tiene una resonancia claramente anglófona. Ese nombre es el de “Girl Friend Experience” y suele resumirse con el acrónimo GFE.
Una escort para GFE es esa escort que sabe establecer con su cliente una relación en la que éste no se siente en compañía de una funcionaria del sexo sino de una mujer guapa y apasionada que se está comportando con él como podría hacerlo una novia enamorada. La señorita de compañía para GFE aporta ternura, complicidad y simpatía a la relación que ha establecido con ese cliente que ha decidido elegirla precisamente a ella entre tanta competencia como puede encontrarse en el mercado.
La chica relax para Girl Friend Experience no sólo se encarga de vaciar los testículos de su cliente con la precisión cirujana de su mano, su boca, su vagina o su ano. Esa callgirl para GFE también colma a su cliente de besos, mimos y arrumacos. Esa masajista erótica para GFE regala sonrisas como podría regalarlas esa novia que, fundida cuerpo a cuerpo con su novio, anhela la llegada del momento en que éste, clavado de rodillas ante sus pies, le pidiera matrimonio.
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Y no es fácil encontrar este servicio si no encuentras en grandes ciudades. Pero los afortunados clientes de servicios sexuales que viven o viajan con frecuencia a Madrid tienen la posibilidad de contactar con estas chicas. En Girls Madrid tenemos anunciadas muchas GFE y además es una ciudad donde tienes muchas opciones donde compartir momentos con tu novia de alquiler (que sería una manera de decirlo en castellano). Por eso, si estás cansado de la rutina y quieres salir con una chica a cenar, pasear, ir al cine tomar una copa y por supuesto, follar, acude a nuestra web y selecciona en servicios a chicas GFE, entonces tendrás un gran abanico de mujeres maduras o jovencitas que convertirán parte de tu vida en una experiencia de pareja renovada y sólo con buenos momentos.